En el mundo del buceo, pocas cosas condensan más fantasías, misterios y leyendas que el esqueleto de un barco hundido durmiendo su mortal sueño en el fondo del mar. A los efectos de conmemorar su hundimiento siempre se tejen las historias más fantásticas, historias con olor a tormenta nueva y con gusto a muerte vieja. El misticismo que los rodea le confirió a cada naufragio no intencional, una personalidad propia y siempre añeja, una marca indeleble que lo separa de todos los naufragios y los torna únicos e irrepetibles.
Desde siempre los buceadores nos sentimos atraídos por los barcos hundidos. Recorrerlos suele resultar fantástico sobre todo si hemos estudiado algo de su historia. Penetrar en él es llegar donde no mucha gente ha llegado, es vagar por sus entrañas y desnudar cada una de sus historias. Pero, ingresar a un naufragio suele ser una actividad riesgosa si no se tiene la suficiente experiencia o no se cuenta con la compañía adecuada.
Un curso que te capacite para el ingreso a un barco hundido se hace imprescindible. En él podrás aprender las destrezas necesarias para llevar a cabo una inmersión soñada y en forma divertida. También aprenderás a usar los accesorios y elementos (reel, cabo de vida) que te permitirán penetrar el naufragio y salir del mismo en forma segura.
Para tener en cuenta
Consecuentemente vamos a revisar algunos puntos importantes que se deben tener en cuenta antes de ingresar a un pecio o naufragio, para que nuestra visita sea una experiencia única y sin más riesgos que los que podemos manejar. Aconsejamos fuertemente no realizar incursiones dentro de un barco hundido a modo de “exploración” y sin referencia de que ha sido acondicionado para el buceo.
Aqui a seguir, los puntos antes mencionados:
Derrumbes
Al ingresar a un naufragio entramos a un recinto cerrado, el camino hacia la superficie ya no está libre y estamos buceando “bajo techo”. Las burbujas que exhalamos ya no viajan hacia el exterior directamente y quedan retenidas en el compartimiento del barco donde nos encontramos. Podríamos establecer que un buzo respira alrededor de 20 litros por minuto. Una cuenta clara nos indica que un grupo de tres buzos que permaneció dentro del naufragio unos diez minutos habrá generado una burbuja de aire de unos 600 litros. Si tenemos en cuenta que un litro de aire levanta un kilogramo de peso una burbuja de ese tamaño realizará una fuerza de abajo hacia arriba sobre la cubierta del barco igual a 600 kilogramos.
El problema es que la cubierta de un barco fue diseñada para soportar peso desde arriba hacia abajo y no al revés. Esta fuerza ascendente acumulada puede provocar el derrumbe de la cubierta que caerá exactamente encima de los buzos antes de que estos tengan tiempo de reaccionar.
Es imprescindible, entonces, que al momento de ingresar al interior del naufragio observemos el rumbo de nuestras burbujas. Si el barco no tuviera fugas y quedarán retenidas, nuestra visita a ese recinto será más que breve.
Bolsas de aire interior
Es normal, por lo antes mencionado, que dentro del barco se encuentren bolsas de aire atrapado que no puede salir al exterior. Algunas veces estas bolsas están ahí desde el hundimiento, otras son producto de visitas anteriores de otros buzos. Al ingresar a un camarote que contenga una bolsa de aire es normal que el buzo se encuentre caminando con el agua a la cintura y en esa ocasión es muy tentadora la idea de sacarse el regulador y dialogar con el compañero.
Esto no es una buena idea ya que es probable que el contenido de la bolsa sea aire enrarecido. El metal del barco en contacto con el aire y con el agua, seguramente ha sufrido inexorablemente, un proceso de oxidación. Para este proceso necesitó tomar el oxígeno existente en la “bolsa” lo que provoca que muchas veces las bolsas no contengan aire respirable. Es por eso que los buzos no deberían quitarse el regulador de la boca aunque estén “en seco”. Tampoco deberían sacarse el visor ya que, muchos años de respiración nasal le harán, sin darse cuenta, respirar por la nariz aunque tenga puesta la boquilla del regulador.
Mala visibilidad
Es lógico que en el interior del naufragio la visibilidad sea mayor que en el exterior ya que se trata de la misma agua pero sin corrientes que levanten el sedimento. Pero cuidado, el sedimento está ahí reposando inmóvil en el fondo, la capa sedimentaria es mayor que en el exterior ya que ha ido acumulándose con el paso de los años.
Los buceadores irán avanzando mientras miran para adelante sin percatarse que detrás de ellos queda una nube de espeso sedimento que hará difícil el camino de regreso. La forma de evitar este problema es un exquisito control de la flotabilidad y utilizar una “patada de rana”. A pesar de eso no podremos evitar que nuestras burbujas desprendan sedimento del techo y las paredes. Debemos contar entonces con que al regresar la visibilidad será siempre menor que al ingresar.
Desorientación
Cuando se realiza una penetración profunda en un naufragio de tamaño significativo la posibilidad de perderse en su interior es una de las más temidas por todos los buceadores. En un principio, no es fácil adaptar los planos originales del barco (si es que se los posee) al estado real del navío. El barco suele estar escorado (volcado de costado) y lo que antes era una pared ahora es un techo, la inclinación dificulta mucho toda posibilidad de localizar un determinado sector, los constantes derrumbes ayudan a la confusión general.
Si a eso le añadimos el sedimento desprendido y la pérdida de visibilidad nos encontramos con que, sin las marcas adecuadas, el camino de regreso puede resultar sumamente riesgoso.
El buceo en el interior de un naufragio, como todo buceo especial, debe ser cuidadosamente planificado. Tender una línea de recorrido es un requisito fundamental. Teniendo en cuenta que la línea se puede cortar, ya que los naufragios suelen presentar aristas afiladas, es conveniente tomar otros métodos como precaución. Uno muy popular es el marcar cada entrada con una linterna subacuática o bien una luz demarcadora.
Al regresar sobre tu trayecto, por la baja visibilidad lo que parece ser una puerta de salida puede ser una puerta de ingreso a un sector más intrincado del barco. Una tabla subacuática es una gran ayuda para ir registrando un mapa simple de acceso.
Regla de los Tercios
En una inmersión regular se tiene en cuenta que el aire de la reserva del tanque (entre 35 y 50 bares) será suficiente para un retorno a la superficie razonablemente seguro. En el caso de ingresar a un naufragio hay que calcular que el buzo deberá realizar todo un recorrido de salida antes de empezar a emerger y que es muy probable que el aire de la reserva no sea suficiente. Es por eso que en espacios cerrados se utiliza la Regla de los Tercios que consiste en dividir en 3 el aire existente en el tanque a utilizar. Una parte para ingresar, otra para egresar y una tercera parte como reserva deberá quedar en el tanque. En un cilindro cargado con 3.000 libras, se destinarán mil libras para cada parte del buceo lo que aumenta razonablemente el grado de seguridad de la inmersión.
Las puertas y el combustible
En el buceo deportivo, cuando visites un naufragio deberías asegurarte de que el mismo ha sido preparado para los submarinistas. Esto es, que las puertas hayan sido quitadas, que el tanque de combustible haya sido vaciado y limpiado previamente para mencionar dos ejemplos de “acondicionamiento” para el buceo recreativo. Existen los hundimientos intencionales, en los cuales estos trabajos de preparación para la seguridad del buzo son trabajos de rutina. Pero existen otros tipos de naufragios que, al provenir de un accidente en el mar, no fueron preparados para que los buceadores los recorran.
Un buceador de naufragios debe ser muy prudente al momento de abrir o cerrar puertas en un naufragio de este último tipo ya que, por ejemplo, las puertas que hayan quedado, de por sí suelen ser metálicas y muy pesadas. Es normal que una puerta que podamos manipular de un lado se haga imposible de manejar desde el otro.
Por otro lado debemos ser muy prudentes al abrir una puerta cerrada en un naufragio desconocido y poco buceado ya que esa puerta puede conducir a la sala de máquinas y es probable que al momento del hundimiento haya quedado combustible atrapado en este sector del barco. Abrir esa puerta puede significar quedar envuelto en una nube espesa, tóxica y de baja visibilida, situación muy peligrosa y arriesgada.
Noches prohibidas
Una regla básica de seguridad indica que no se deberían mezclar buceos especializados para evitar aumentar considerablemente el índice de riesgo. Muchas veces nos acostumbramos a recorrer el interior de un naufragio de día. Esa costumbre nos lleva a seguir el mismo recorrido por la noche pero las reglas del juego han cambiado.
De día las puertas que conducen a la salida están claramente identificadas por la luz exterior que ingresa al naufragio. No nos cabe duda que, pasando esa puerta está el exterior. De noche no podemos estar seguros de que una puerta determinada no conduzca a una parte más profunda del naufragio. En ese caso se debería marcar el recorrido de salida con luces lo que dejaría en manos de una simple lámpara inundable nuestro regreso al exterior. Por lo dicho, es fuertemente recomendado no realizar penetraciones de barcos hundidos de noche.
Otros visitantes
El interior de un naufragio siempre alberga gran cantidad de peces lo que resulta una gran tentación para los mamíferos marinos y para los peces pelágicos en general. Es normal que si en la zona cercana al naufragio residen lobos y elefantes marinos estos recorran el interior del barco en busca de sus presas. Puede que al estar focalizados en la caza no detecten la presencia de un grupo de buzos que ingresan al pecio y que se sientan amenazados al ver obstruida una salida. En ese caso intentarán salir de cualquier forma pudiendo lastimar a los buceadores.
Prudencia extrema
En este tipo de inmersiones nada debe ser tomado a la ligera. Hay que pensar cada paso de la planificación varias veces antes de darlo y prevenir incluso lo imprevisible. Si los pasillos de ingreso son angostos debe reducirse a no más de tres la cantidad de buzos que ingresan a la vez. Cuantos más buceadores menos control. Si alguien no se sintiera confortable y quisiera salir rápidamente le sería muy difícil en medio de un pasillo angosto atestado de gente. Planifica al máximo este buceo y bucea de acuerdo a la planificación.
Una credencial que te capacite
Como todas las “Especialidades de Buceo” el “Buceo en Naufragios” requiere una capacitación más especializada en el objetivo de la inmersión. Todas las agencias certificadoras del mundo dictan esta especialidad. La credencial de Especialista en Buceo en Naufragios, en definitiva, viene a certificar que quien la posee adquirió la técnica de un verdadero especialista en este tipo de buceos. En general las agencias certificadoras no incluyen en su programa de estudio, la formación del buceador para incursionar dentro del naufragio.
Es muy importante que al aprobar un curso de especialidades de buceo, el buceador se considere a sí mismo como un verdadero “especialista” en la materia por lo que un curso tan complejo como el de Buceo en Naufragios no puede ser dictado sólo por un video y una pequeña explicación. Es una especialidad de alto riesgo y por lo tanto deberá ser un curso que enseñe detalladamente las técnicas a utilizar y que éstas se hayan puesto en práctica en varias inmersiones en compañía de tu Instructor.
En SNSI, nuestra especialidad Wreck Trek Diver te capacita para realizar visitas a naufragios y al mismo tiempo, incursionar en su interior. Es una especialidad que consideramos como parte de la Especialidades Avanzadas que te permitirá disfrutar realmente de este tipo de inmersiones como buceador formado y capacitado, que sabe bien lo que hace en ese fondo.
Concluyendo…
La penetración de un barco hundido puede ser una experiencia fascinante pero no es aconsejable realizarla si todos y cada uno de los miembros del grupo haya alcanzado la comprensión total de las técnicas y posea una cantidad de inmersiones que le permita estar absolutamente relajado y consciente en el fondo a visitar.
Recién ahí podrás lanzarte a la increíble e impresionante aventura de recorrer el alma de un barco muerto que por cierto, verás que nunca estuvo más “vivo”. Una experiencia que, sin duda, no podrás olvidar con facilidad.
16 de diciembre de 2021
frf
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